martes, 31 de agosto de 2010

Viejo amigo




Un poco más reposada,
al pensarte,
por la espalda me asalta
la pregunta por el sentido.

Ya me cuesta enfrentar la vida
desde la espontánea fuerza
que brota del instante.

Mi racionalidad me pide cuentas
de cada paso que doy,
y me pregunto,
más acá de la espontaneidad
y del sentido,
¿acaso mi luz para ti
es producto de la embriaguez
no del instante, sino del alcohol?
¿cómo me piensas en lo cotidiano
del día a día? ¿me piensas, en verdad?

Amo el amor que brota de dos y no de uno
Amo el instante, pero también la certeza
Amo la seducción, pero también la calma.

Pero no importa, nada importa
cuando me pienso hermosa
para ti.
Nada importa cuando me siento
deseada y libre,
nada importa cuando me “siento”.

Gracias por eso, viejo amigo.

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